El Yoga restaurativo trabaja directamente con el sistema nervioso parasimpático. A través de la relajación del cuerpo y la respiración consciente, llevamos a la mente a un estado meditativo, aliviando el estrés y desarrollando calma y paz interior.
El ritmo de nuestro día a día, normalmente acelerado y estresado necesita de la calma y de la quietud para estabilizarnos y equilibrarnos. El yoga es un camino de vida, pero a menudo en alguna de las prácticas más dinámicas olvidamos lo esencial y caemos en el juego de la rapidez, de la forma, y es fácil que perdamos el objetivo principal, paciencia, compromiso y mucha escucha.
Practicando de manera calmada, podrás sentir con más claridad el estado de tu respiración, escuchar tu cuerpo, aprender de él, de esta manera te permitirá aplicarlo después en las clases más dinámicas.
El gran beneficio del yoga restaurativo es la relajación profunda. Permitimos que el cuerpo vaya aflojando capa por capa, que se entregue a los soportes que lo sostienen, para acceder a los tejidos más profundos, liberando tensiones y estrés. El yoga restaurativo puede resultar tan reparador para el cuerpo como para la mente, recuperando nuestra energía vital.
Pero eso no significa que la práctica restaurativa sea sencilla. “La quietud de las posturas es todo un reto para la mente«. Cuanto más quietos estamos, más visible se hace el movimiento de nuestros pensamientos, y esto puede generarnos incomodidad o nerviosismo al principio.
Estamos en la cultura del hacer y hacer más, en la que saber parar, sin sentir un estiramiento o acción en el cuerpo nos puede incomodar, llevando a la mente a inquietarse. Por eso, hoy en día, el yoga restaurativo es una de las prácticas más necesarias para contrarrestar la sobrecarga de actividad, no sólo física, también mental, desconectando de tantos estímulos externos para conectar con uno mismo».
«El cuerpo se beneficia del movimiento y la mente de la quietud.»
Sakyong Mipham, monje budista
Próxima Sesión Viernes 26 de Mayo de 18:30 a 20:30
IMPORTE: 25€